lunes, 22 de junio de 2015


Un día, un niño que pasaba por allí había ido a robar un medicamento para su madre que estaba enferma. La mujer de la farmacia que fue robada le echó la bronca por robar y el hombre que presenció toda la escena, la detuvo. Pagó lo que el niño había cogido y, además, le pidió a su hija que preparara sopa para que el niño se la llevase a su mamá enferma.

El niño, desde entonces, iba todos los días a que el hombre le ayudase para curar a su madre. Pero 30 años después, el hombre sufrió un infarto y tuvieron que llevarle al hospital. Cuando le hicieron el diagnóstico, el doctor le dijo a la hija que el tratamiento que requería la enfermedad de su padre tendría un coste muy elevado. Ella ya lo daba todo por perdido y esperaba a que su padre muriera puesto que no tenía la capacidad económica para sobrellevar el pago.

Sin embargo, un día la niña despertó en el hospital junto a su padre y a su lado estaba el presupuesto que le habían dado por escrito. Pero esta vez, el precio era $0, junto con una nota diciendo que este tratamiento fue pagado cada día con medicamentos y sopa. Resulta que el niño al que su padre había ayudado, se hizo médico. El niño no sólo ayudó al padre de la niña, sino que también lo hizo con muchas personas a las que curó.



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